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martes, 14 de diciembre de 2010

Un Cerebro Oculto en la Capilla Sixtina



En 1990, el doctor Frank Lynn Meshberger publicó un articulo en el Diario de la Asociación Médica Norteamericana explicando que las figuras y sombras situadas detrás de la de Dios, son una imagen anatómicamente precisa del cerebro humano, incluyendo el lóbulo frontal, el quiasma óptico, el tronco del encéfalo, la hipófisis (o glándula pituitaria) y el cerebelo.

Es decir, Dios esta superpuesto sobre el sistema límbico, el centro emocional del cerebro. Su brazo derecho se extiende desde la corteza pre-frontal, la región más creativa y más exclusivamente humana del cerebro. 

Bajo el brazo extendido del creador, aparece curiosamente un ángel entristecido, en un área del cerebro que aparece activada en una tomografía TEP, cuando alguien experimenta un pensamiento triste.

Esta escena es la famosísima creación de Adán. Adán ya está vivo y Dios le infunde la chispa de vida sin tocarse, conectados como una sinapsis neuronal. Un Dios todopoderoso que está en el interior de nuestro cerebro. 

Y esto que es... una enorme casualidad? Jamas lo sabremos, pero el misterio... queda ahi... Quiza el gran Miguel Angel era ajeno al significado científico de lo que plasmaba sobre la Capilla Sixtina... o nos quiso dejar un mensaje en clave que ahora ha sido descifrado...

sábado, 11 de diciembre de 2010

¡Qué error hemos cometido!

Por Sebastian Vivar Rodríguez

Barcelona-España.

Caminaba por la Rambla del Raval (Barcelona) y lo vi claro: Europa murió en Auschwitz. Nosotros asesinamos a 6 millones de judíos, para acabar importando 20 millones de musulmanes por lo común integristas. ¿Qué no es posible generalizar?


Bien, en vista de cómo nos han ido las cosas yo creo que si se puede generalizar. Que si hay excepciones? De acuerdo... pero son excepciones.



Para el resto, es decir, en general debe decirse que en Auschwitz quemamos la cultura, la inteligencia y la capacidad de crear riqueza; quemamos al pueblo del mundo, el que se autoproclama el elegido de Dios. Porque es el pueblo que ha proporcionado a la Humanidad las mayores mentes capaces de cambiar el rumbo de la historia (Cristo, Marx, Eintein, Freud), y grandes momentos de progreso y bienestar!!. Y es preciso decir también que el resultado de relajar fronteras y del relativismo cultural y de valores bajo el absurdo pretexto de la tolerancia han sido estos 20 millones de musulmanes, a menudo analfabetos y fanáticos que Europa ha dejado entrar y que en el mejor de los supuestos están, como decía, en esta Rambla del Raval, expresión máximo del tercer mundo y del gueto y que en el peor de los casos preparan atentados como el de Manhattan o el de Madrid, en los pisos de protección oficial que les proporcionamos día a día. Hemos cambiado a la cultura por el fanatismo, a la capacidad de crear riqueza por la voluntad de destruirla, a la inteligencia por la superstición.



Hemos cambiado el instinto de superación de los judíos, que ni en las peores condiciones imaginables no se han cansado nunca de querer un mundo mejor en paz, por la pulsión suicida de Leganés. Los diamantes como riqueza portátil para la próxima vez que deban huir, por las piedras palestinas contra cualquier intento de paz.



Hemos cambiado el orgullo de sobrevivir, por la obsesión fanática por morir, y de paso matarnos a nosotros y a nuestros hijos.



¡Qué error hemos cometido!



Sebastián Vivar Rodríguez - Periodista español cristiano, Barcelona (España) Premio Internacional de Literatura 




miércoles, 17 de noviembre de 2010

MEDITACIONES DE CEMENTERIO

POR MORA TORRES

Hay como un canto encerrado dentro de mí que parecería poder brotar a cuchilladas, con la violencia de la muerte.

Y es posible que cuando ocurra eso se asomen los que están embalsamados en el fondo de mis ojos,  los que quedaron dentro del espejo, con siglos, con herrumbre, sellados de plata antigua.

Con un fino cincel o con tinta de sangre limaré la cofia de mi abuela hasta que sonría otra vez; abriré de hoja en hoja las partituras de mi abuelo para que las siga escribiendo en el fondo de la casa que era como un barco, y cree la música de su guitarra.

Frente al papel en blanco a veces viene a visitarme mi niñez.

Hoy vino, y me hizo entrar de golpe, corriendo, en esa casa que mi abuelo decía: “Es un barco”. Al fondo estaban las hojas de pentagrama llenas de signos que él les dibujaba; la ventana de su cuarto daba a un naranjo que por esta época estaba lleno de azahares y de noche lo sacudía el viento y dejaba perfume y blancura todo a lo largo del reborde de la ventana.


En el medio del barco una señora, mi abuela, hipnotizada con estampitas de tantos santos y tantas vírgenes, sometida a esas fuerzas del cielo, nadaba, flotaba en una gran cama solitaria. Las estampas estaban a cada lado, en las mesas de luz: cartones macerados, parecidos a naipes de boliche, que ella acomodaba y desacomodaba todo el día como si fuera cartógrafa y aquéllas fueran mapas del cielo.


De pronto me pregunto, ¿dónde estoy? Parece que el aire no respira, que los sueños flotan como si fueran la verdad, la carne de las cosas, y comprendo que estoy en remolino de años, entre pájaros y ángeles que son el viento de Dios, hasta que entre los muertos mi propia muerte me mira, y comprendo que no es más que una tela negra, mi muerte. Una tela tejida en la vida para llevar hasta el hueso una rosa, si es posible; si no es posible, alguna otra cosa, como una serpiente o una memoria venenosa.


Me digo que cuando me aproxime ya muerta a los muertos, ellos dirán al ver esta vieja ansiedad de poros, de células ardientes: “Aquí se alzó una mujer, un cometa, es lo mismo, de larga cabellera”. Los muertos no sospecharán que tuve ojos, éstos que suavemente, negramente, al ver otra mirada, alumbran, ni tampoco sospecharán los muertos tantos reflejos de las otras miradas de los vivos que me miran. Los muertos aún me esperan y me espían detrás de las ventanas, con sombreros aludos. Yo atravieso las calles del cementerio, paso por medio del misterio sin tocarlo.

P.D.
Esto lo encontré en una gran tumba, flotando al aire de la muerte:

"Oh vosotros que nos lloráis
No os dejéis abatir por el dolor
Mirad la vida que comienza
Y no la que ha concluido".


San Agustín

jueves, 28 de octubre de 2010

Sesenta en el XXI

SESENTA EN SIGLO XXI

Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja  social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de  sesenta años.   Es una generación que ha pateado fuera del idioma la palabra "sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales el hecho de envejecer.

 Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del siglo veinte para dar identidad a una masa de niños desbordados en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse.

 Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria.  Son hombres y mujeres independientes  que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura rioplatense le dio durante  décadas  al concepto del trabajo.  Lejos de las tristes oficinas de J.C. Onetti o Roberto Arlt, esta gente buscó y encontró hace mucho la  actividad que más le gustaba y se ganó la vida con eso.  Supuestamente debe de ser por esto que se sienten plenos...algunos ni sueñan con jubilarse.

 Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer tiene un papel rutilante. Esta mujer pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dio el feminismo y en determinado momento de su juventud en el que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad.  Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras, otras eligieron tener hijos, otras fueron periodistas, atletas, o crearon su propio "YO S.A.".  Pero cada una hizo su voluntad.

 Reconozcamos que no fue un asunto fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente.  Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo;  la gente de sesenta maneja la compu como si lo hubiera hecho toda la vida.  Se escribe, y se ve, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar con sus amigos y les escriben en e-mail sus ideas y vivencias.
 Por lo general están satisfechas de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo.  Raramente se deshacen en un  llanto sentimental.  A diferencia de los jóvenes; ellos conocen y  ponderan todos los riesgos.  Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona y toma nota, a lo sumo.
 La gente grande comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en  retirada.  Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo...Ellos no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas sueñan con tener la figura tuneada de una vedette.  En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.

 Hoy la gente de 60, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la  juventud, pero sin nostalgias, por que la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.

 La gente de 60 de hoy, celebra el sol cada mañana  y sonríe para sí misma muy a menudo...Quizás, por alguna razón secreta que sólo saben y  sabrán los de sesenta en el siglo XXI.

 ANÓNIMO

martes, 19 de octubre de 2010

El Capitalismo salvó a los Mineros

Por Daniel Henninger 

Hay que decirlo. El rescate de los mineros chilenos es una enorme victoria para el capitalismo de libre mercado.
Entre la ilimitada alegría humana por el rescate de los mineros, puede parecer maleducado decir algo así. Es maleducado. 
Son tiempos maleducados, y lo que está en juego es mucho.
En Estados Unidos, con una tasa de desempleo del 9,6%, un electorado notablemente molesto acudirá a las urnas dentro de poco y rechazará a un partido político a favor de otro. El presidente de Estados Unidos hace campaña por todo el país haciendo el mismo comentario en casi todas partes:
"La idea básica es que si tenemos una fe ciega en el mercado y dejamos que las corporaciones hagan lo que quieran y dejamos que los demás se las apañen por su cuenta, entonces América de alguna manera va a crecer y prosperar automáticamente".
Sí claro. Ésta es una caricatura de la idea básica, pero básicamente es correcta. Pregúntenselo a los mineros.
Si estos mineros hubieran estado atrapados a 700 metros de profundidad hace 25 años en cualquier sitio del planeta, estarían muertos. 
¿Qué pasó en los últimos 25 años que significó la diferencia entre la vida y la muerte para esos hombres?
La respuesta corta: el cabezal del taladro de Center Rock.

.Ese es el taladro milagroso que llegó hasta los mineros atrapados. 
Center Rock Inc. es una compañía privada de Berlin, Pensilvania, con 74 empleados. 
La perforadora que usó el taladro fue construida por Schramm Inc. en West Chester, Pensilvania. 
Al tener conocimiento del desastre, el presidente de Center Rock, Brandon Fisher, llamó a los chilenos para ofrecer su taladro. 
Chile aceptó. Los mineros están vivos.
La respuesta larga: El taladro de Center Rock, hasta este momento no mostrado aún en sitios web como Engadget o Gizmodo, es de hecho una resistente pieza de tecnología desarrollada por una pequeña compañía que está en el negocio para hacer dinero, para obtener ganancias. 
Por eso innnovaron en la perforación con martillos. Si hacen dinero, pueden hacer más innovaciones.

Esta dinámica entre innovación y ganancias está por todas partes en la mina chilena. 
El cable de alta resistencia que giraba alrededor de la rueda colocada sobre esa simple plataforma es alemán. 
Japón proveyó el cable de fibra óptica superflexible que unía a los mineros con el mundo exterior.
Un destacable artículo del periodista del Journal Matt Moffett era un compendio de las sorprendentes cosas que aparecieron en el desierto de Atacama desde las distantes esquinas del capitalismo.
Samsung, de Corea del Sur, proveyó un teléfono celular que tiene su propio proyector. Jeffrey Gabbay, el fundador de Cupron Inc. en Richmond, Virginia, entregó medias hechas con fibra de cobre que consumían las bacterias de la comida y minimizaban los olores y las infecciones.
El ministro de Salud de Chile, Jaime Manalich, dijo "Nunca me había dado cuenta que esas cosas realmente existían".
Así es. En una economía abierta, usted nunca sabrá que hay por ahí en la vanguardia del desarrollo de esta u otra industria. Pero la realidad detrás de los milagros es la misma: alguien innova con algo que es útil, gana dinero con ello y vuelve a innovar o alguien diferente supera ese invento. La mayor parte del tiempo, nadie lo nota. Todo lo que esto hace es crear empleos, riqueza y bienestar. 
Pero sin este sistema funcionando en el trasfondo, sin el progreso que año tras año se asienta en esas innovaciones capitalistas, esos mineros atrapados estarían muertos.
Algunos pueden disgustarse por estos triunfalistas comentarios sobre el capitalismo de libre mercado. ¿Porqué hacerlos ahora?
Aquí está el porqué. Cuando una catástrofe como ésta ocurre —otras que vienen a la mente son la explosión del pozo marino de BP, el huracán Katrina, varios desastres en China— los gobiernos ponen todas sus fichas en el medio de la mesa. Chile tiene éxito (se reconstruyó tras el terremoto de febrero a una velocidad fenomenal). China tropieza. Dos administraciones estadounidenses dejan al público ansioso a medida que se tambalean tratando de salir del lío.
Aún así, lo que la clase política entiende es que todos estos desastres se diluyen finalmente y que la vida en un país desarrollado vuelve a una normalidad tolerable. Si la administración Obama se niega a completar los acuerdos de libre comercio con Colombia, Corea del Sur y Panamá, no pasa nada. Es solamente política.
Pero eso no es verdad. Enderezar la economía de un país es más importante ahora que en ningún otro momento desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Chile, Colombia, Perú y Brasil se están adelantando al resto de sus desventurados vecinos sudamericanos. China, India y otros están simplemente copiando o comprando los logros de Occidente.
Estados Unidos tiene un gobierno guiado por una mentalidad obsesionada por los millonarios y dado a burlarse de "nuestra ciega fe en el mercado". En un mundo que se mueve a gran velocidad, lleno de países que quieren alcanzarnos o superarnos, este tipo de política es una perdida de tiempo.
El rescate de los mineros es un momento emocionante para Chile, una demostración de su creciente estatus. Pero estoy pensando en ese equipo de 74 personas, en Berlín, Pensilvania, cuyo taladro abrió la tierra para liberar a los mineros. 
Usted sabe que hay decenas de miles de historias como ésta en Estados Unidos tan grandes como Google y pequeñas como Center Rock. 
Me alegro que una de ellas ayudó a salvar a los chilenos. 
Lo que se necesita ahora es un nuevo modelo económico estadounidense que permita a nuestros innovadores rescatarnos al resto de nosotros.

domingo, 17 de octubre de 2010

Rescate Exitoso de los 33 mineros en Atacama

Escribe: Gustavo Coronel

Geólogo Venezolano


El aporte tecnológico y humano estadounidense al rescate de los mineros chilenos



                                     33 vidas salvadas gracias a la cooperación internacional. 

Gracias a mi amigo Humberto Seijas Pittaluga, mina inagotable de información, hemos obtenido esta lista de los aportes hechos por la tecnología y esfuerzo humano de los estados Unidos en el salvamento de los 33 mineros chilenos. Esto aporte extraordinario no disminuye el mérito chileno sino que refuerza el concepto de interdependencia y solidaridad internacional que debe privar en la comunidad global frente a los infortunios. Una lección para quienes piensan que lo pueden hacer solos. 


La empresa Schramm, de Westchester, Pennsylvania, construyó las perforadoras y el equipo usado para llegar al sitio donde se encontraban los mineros. 

La empresa center Rock, también de Pennsylvania, manufacturó las mechas de perforación.


La empresa UPS hizo llegar las 13 toneladas de equipo desde Pennsylvania hasta Chile en menos de 48 horas


Equipos humanos de la empresa Layne Christensen de Wichita, Kanas y de su filial Geotec Boyles y hermanos operó los taladros y la maquinaria para llegar al sitio y amplió el diámetro del hueco para hacer posible el salvamento

El Sr. Jeff Hart, de Denver, Colorado, fue llamado urgentemente desde Afganistán, donde se encontraba perforando pozos de agua, para liderar el equipo de perforación que llegó al sitio.

La empresa Minera y de Construcción Atlas Copco, de Milwaukee, Wisconsin, aportó la asesoría para el uso óptimo de los diferentes equipos en las condiciones existentes. 

La empresa Aries Central de Fresno, California diseñó las cámaras especiales que se bajaron por el hueco para transmiir imágenes de los mineros hasta la superficie. 


La empresa Tecnológica Zephyr, de Annapolis, Maryland, manufacturó los sensores que usaron los mineros para medir sus signos vitales durante el ascenso

Los ingenieros de la NASA diseñaron la cápsula FENIX que trajo a los mineros y rescatistas a la superficie y aportó la asesoría médica, las dietas especiales y trajes SPANDEX que mantuvieron la tensión arterial de los mineros bajo control durante su ascenso. 

La empresa de perforación Drilling Supply, de Houston, Texas, también participó.

La empresa Canadiense Precision Drilling Corp. y la empresa Surafricana Murray y Roberts perforaron huecos de contingencia en el caso de que fallase el principal. 

Gracias a los héroes que se han mantenido anónimos. 

miércoles, 13 de octubre de 2010

La Fiesta del Chivo y el Premio Nóbel

viernes 8 de octubre de 2010

Escribe: Dante Castro Arrasco

LA FIESTA DEL CHIVO Y EL PREMIO NOBEL


Mario Vargas Llosa ha ganado el Premio Nobel de Literatura después de postular a él por más de 30 años. Durante tres décadas los medios de la derecha llenaron cuartillas quejándose porque le denegaban este galardón por razones ideológicas. Hubo incluso quienes decían que la academia sueca sólo premiaba a los “escritores rojos”. Hoy la algarabía desatada por entusiastas ingenuos puedo interpretarla como un mecanismo de compensación en la conciencia colectiva de un país que no clasifica ni para el Mundial de fútbol y hasta le roban las elecciones. Una mayoría ciertamente desmemoriada y con ganas de celebrar algo, aunque sea irreflexivamente.

El Premio Nobel no es solo un premio a las virtudes literarias. Se trata de premiar con él al escritor que ha contribuido mediante una obra monumental y de excelente calidad, al desarrollo de la conciencia humana. Está entonces de por medio no sólo la calidad literaria, sino también la significación de la obra. El qué se dice es más importante del cómo se dice. Por lo tanto, el Nobel no es una glorificación del significante, sino del significado.

Considero que Vargas Llosa debió ganar el Nobel en 1971. Había conseguido su máximo nivel de producción y contribuido a un cambio decisivo en la literatura latinoamericana. Era el escritor crítico del poder que además revolucionaba la estructura narrativa, llevando a sus máximos niveles la incorporación de técnicas literarias antes desconocidas en nuestra tradición novelística. Ésa fue su primera y brillante etapa.

Escribió el libro de cuentos “Los jefes” en 1959 ganando el Premio Leopoldo Alas y le permitió viajar a Europa por primera vez. Su novela “La ciudad y los perros” obtuvo el Premio Biblioteca Breve en 1962, el Premio Internacional de la Crítica en 1963 y fue traducida a más de veinte lenguas. En 1966 aparece su segunda novela “La casa verde” que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1966 y el Premio Rómulo Gallegos en 1967. Ese mismo año publica la noveleta “Los cachorros” y en 1969 aparece su novela de máximo rigor literario “Conversación en la catedral”. En 1971 publica un estudio sobre la obra de su colega y amigo de entonces “Gabriel García Márquez: historia de un deicidio”.

Desde 1967 sus relaciones con la revolución cubana entran en crisis y sus convicciones ideológicas, también. Ese mismo año, Aideé Santamaría, fundadora de Casa de las Américas, le solicitó a Vargas Llosa la donación del dinero del premio Rómulo Gallegos a la causa de Ernesto Che Guevara, quien ya estaba luchando en Bolivia. El hasta entonces camarada y hermano de la Cuba revolucionaria, se niega a hacerlo, a pesar de que Aideé le promete la devolución del importe con tal de que su gesto enaltezca la campaña guerrillera del Che. La ruptura entre el autor y Casa de las Américas completaría un extenso dossier de cartas y artículos que van señalando su personal y subjetivo proceso de renuncia al socialismo. Este proceso se da por etapas y culmina en 1971, cuando después de haber publicado el mejor análisis de la obra de García Márquez, termina liándose a golpes con el autor de “Cien años de soledad”. La sanción también fue subjetiva: Vargas Llosa le quitó a las editoriales el derecho de seguir publicando “Historia de un deicidio”, veto que él mismo ha levantado recientemente en el 2008.

La segunda etapa fue de involución. Hay una merma en sus virtudes literarias que se nota en la producción de novelas carentes de significación. Los temas trascendentales cedieron el paso a la banalidad al mismo tiempo en que Vargas Llosa manifestaba su ajenidad con las reivindicaciones sociales de los olvidados y olvidaba su vocación crítica frente a los dueños del poder. 

CUANDO LO BANAL SE CONVIERTE EN MERCANCÍA

El ciclo de la banalidad empieza con “Pantaleón y las visitadoras” (1973); “La tía Julia y el escribidor” (1977), las piezas teatrales “La señorita de Tacna” (1981) y “Kathie y el hipopótamo” (1983). “Pantaleón” es una novela intrascendente por su temática, hecha para el solaz de señoras de clase media alta que querían leer historias de putas. “La tía Julia” tiene méritos estructurales que son dignos de encomio, a no dudarlo, pero se empantana en la anécdota periodística vivencial y en el amor defraudado a su tía y ex esposa. Las dos obras teatrales nombradas, son brutales naufragios.

Continúa este ciclo con “La guerra del fin del mundo” (1981) echando mano inescrupulosamente a las obras de Joao Guimaraes Rosas y Euclides Da Cunha, razón por la cual no fue bien recibida por los brasileños. “Historia de Mayta” es una pésima novela donde busca retratar el fenómeno subversivo mediante una interpretación ajena a la realidad peruana. Se buscaba una gran novela sobre la subversión, muerto quien la prometía: Manuel Scorza (accidente aéreo de Barajas, 1983). Así lo dice Miguel Gutiérrez: “Historia de Mayta pudo ser esa novela si su autor hubiese podido dominar los demonios de rencor que lo impulsaron a escribirla”. 

Luego prosigue con “El hablador” (1987), novela prometedora hasta que el lector se tropieza con la confesión vivencial extraliteraria de su autor. Y vendrá un fiasco brutal: “Elogio de la madrastra” (1988). “Lituma en los Andes” (1994) sólo es una descarga de sus demonios de rencor contra el pueblo peruano. Cuando escribe “La fiesta del chivo” (2000), novela antidictatorial sobre el periodo del dictador Trujillo, en República Dominicana, difícilmente era concebible en un país donde la novela sobre el trujillismo había sido el objeto literario de más de 30 autores. Acoto lo siguiente: jamás la hubiera hecho sobre Somoza en Nicaragua o sobre Pinochet en Chile.

EL NUEVO RAVINES Y SUS DEMONIOS DE RENCOR

Fue un periodista anticomunista mordaz e incisivo, superando con creces a Eudocio Ravines. Elogió el milagro económico de Pinochet, no escatimó reconocimientos a la dictadura de Videla en Argentina y se puso al servicio del segundo belaundismo en el Perú, presidiendo la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay que absolvió de culpas a los militares que ordenaron la masacre de ocho periodistas en esa comunidad ayacuchana. El estado israelí pagó sus simpatías con el sionismo otorgándole el Premio Jerusalen. Regresó al Perú para capitanear la campaña derechista contra la estatización de la banca en 1988, la misma que fue antesala de su campaña electoral para la presidencia en 1990. El voto popular buscó un candidato alternativo y creyó encontrarlo en un ingeniero nisei, Alberto Fujimori, que prometía no aplicar el shock económico, al cual Vargas Llosa era adicto. De modo que el voto por Fujimori no fue más que un voto contra la plutocracia, que al ganarle la plaza generó una reacción infantil en el perdedor: demolió su residencia de Barranco y optó por la ciudadanía española, diciendo que el error de nuestras naciones fue haberse independizado de España.

Aclaramos que la pataleta era sólo una simbólica ruptura: La nacionalidad española no es excluyente de la nacionalidad peruana. Se puede tener ambas. Pero en el contexto, tenía otro significado. Ése significado puede verse con mayor claridad en sus obras siguientes: “El pez en el agua” (1993) y “Lituma en los Andes” (1994). En la primera hace una descalificación del Perú a partir de su frustración electoral, empezando por un parricidio contra su padre biológico: “…la verdadera razón del fracaso matrimonial no fueron los celos ni el mal carácter de mi padre, sino la enfermedad nacional por antonomasia, aquella que infesta todos los estratos y familias del país y en todos deja un relente que envenena la vida de los peruanos: el resentimiento y los complejos sociales”. El problema racial en el Perú era la causa de su derrota electoral. Y ya lo venía anticipando en la primera página de su novela “El hablador” (1988): “Vine a Firenze para olvidarme por un tiempo del Perú y de los peruanos y he aquí que el malhadado país me salió al encuentro esta mañana de la manera más inesperada”.

Convertido en intelectual orgánico del neoliberalismo, seguía postulando al Nobel, pero nunca antes estuvo tan lejos de ganarlo por las razones explicadas. 

PARRICIDIO Y SEPULTURA INCONCLUSA DE LA NARRATIVA ANDINA

En Madrid, 2005, estalló una polémica entre escritores peruanos que prosiguió en los medios de prensa locales. Vargas Llosa inauguró el encuentro de escritores de Madrid celebrando que por fin la literatura peruana estaba libre de condicionamientos indigenistas, neoindigenistas y reivindicaciones sociales. No sabía que el 60% de escritores invitados eran andinos. Un optimista redactor de Caretas dijo: “antes los escritores eran hijos de José María Arguedas, pero ahora todos somos hijos de Vargas Llosa”. Por supuesto, le salimos al frente.

Vargas Llosa dice en “Historia de un deicidio” y lo reitera en “El pez en el agua”, que el joven escritor necesita surgir a través de un parricidio, del asesinato del padre literario de la generación anterior. Esta intención, que no es patrimonio de todos los escritores, se revela en su descalificación constante de la vida y obra de José María Arguedas. El 24 de agosto de 1977 asume como miembro de la Academia Peruana de la Lengua y su discurso fue: “José María Arguedas, entre sapos y halcones”. Por más elogiosa que fuese la forma, el contenido apunta a un solo fin: Arguedas ficcionalizó una sierra que no existe. La mentira se convirtió en realidad gracias a la literatura. Esta descalificación coincide con el juicio que un grupo de intelectuales hizo a Arguedas en su último año de vida. El autor de “Todas las sangres” escribió dos documentos a favor de su verosimilitud: “¿He vivido en vano?” y “No soy un aculturado”.

Ya en “El pez en el agua”, p. 345, Vargas Llosa hace la descarga completa: “Desde entonces odio la palabra “telúrica”, blandida por muchos escritores y críticos de la época como máxima virtud literaria y obligación de todo escritor peruano. Ser telúrico quería decir escribir una literatura con raíces en la tierra, en el paisaje natural y costumbrista y preferentemente andino, y denunciar al gamonalismo y feudalismo de la sierra, la selva o la costa, con truculentas anécdotas de “mistis” (blancos) que estrupaban campesinas, autoridades borrachas que robaban y curas fanáticos que predicaban resignación a los indios.” (…) “La palabra telúrica llegó a ser para mí el emblema del provincialismo y el subdesarrollo en el campo de la literatura…” (…) “…ese desprecio folklórico por la forma…”.

En “La utopía arcaica, José María Arguedas y las ficciones del indigenismo” (1996), desde el rótulo manifiesta la intención del sepulturero que evidenció en su discurso de Madrid, 2005. El presente artículo no pretende un extenso análisis de dicha obra crítica. Sólo nos basta una cita: “Lo cual no significa que los escritores peruanos dejen de escribir sobre temas andinos o que desaparezcan los indios en la literatura peruana. (…) Las excepciones -las hay- son de escasa significación literaria y, hasta ahora al menos, están allí sólo para confirmar la regla”. (p.175)

En un contexto histórico de grandes enfrentamientos entre comunidades campesinas y empresas mineras, con el saldo mortal de Bagua, que incluye a las naciones amazónicas, sigue produciéndose aquella literatura que pretende sepultar Vargas Llosa. Y no es “de escasa significación literaria”. Para no enumerar una larga lista de escritores, que no son “excepciones”, reduzco el comentario a la exitosa carrera narrativa de Sócrates Zuzunaga Huaita, ayacuchano, quechua hablante, ganador del concurso COPE de novela y antes ganador del Premio de Novela Quechua, de la UNFV. Digo bien: entre otros…

UNA LÁPIDA ELEGANTE Y UNA ENORME FOSA COMÚN

“La utopía arcaica” es una lápida elegante para sepultar a José María Arguedas, reconociéndole méritos y elogiando virtudes, pero sentenciando su validez y verosimilitud como testimonio de las luchas de “los de abajo”. Los encomios sólo pueden sorprender a incautos, mas no a quienes leen este ensayo atendiendo a su verdadero objetivo.

La novela del desquite por el fracaso electoral de 1990, fue “Lituma en los Andes” (1994). Si de algo culpó Vargas a la literatura indigenista o telúrica, fue de haber impuesto una ficción que no se correspondía con la realidad. Pero él mismo lleva este defecto a sus máximos desvaríos en “Lituma”. El poblador andino es representado en una barbarie lombrosiana indemostrable por la más burda constatación. No ficcionaliza literariamente sobre el mundo de los pobres, sino que lo caricaturiza. Desconoce incluso detalles elementales de las manifestaciones culturales del mundo andino, pero le inventa horrores que no tiene. Esta novela, escrita con todos los demonios de rencor que señalaba Miguel Gutiérrez al valorar “Historia de Mayta” (1985), es una gigantesca fosa común en la cual pretende sepultar vivos a los “incivilizados” que no le otorgaron el voto en 1990.

Las reales fosas comunes donde fueron sepultados cientos de comuneros andinos durante la sangrienta campaña antisubversiva (1980-2000), no figuran en su narrativa. Como dijo el actual mandatario peruano, son ciudadanos de tercera categoría. Entendemos su preocupación por el Museo de la Memoria y su renuncia, para que luego caiga en manos de uno de sus más entusiastas seguidores, como un tributo a su tercera etapa: la del que quiere ganar el Premio Nobel en el invierno de su existencia. En función de ese objetivo interpretamos su reformulación del problema palestino y sus tardías críticas al genocidio sionista. Al Nobel no se podía llegar sin enmendar ese curriculum que lo distanciaba de la defensa de los derechos humanos y lo aproximaba expresamente a las dictaduras de derecha y a las seudo democracias bajo las cuales se siguen perpetrando crímenes de lesa humanidad.

En ese sentido, ésta es una ópera bufa. Durante 30 años de postularse al Nobel y no conseguirlo, las instituciones conservadoras y la prensa de derecha intentaron compensarlo con premios y galardones para sostener en alto el prestigio de un vocero connotado del gran capital y las transnacionales. Ahora consigue el máximo galardón, justamente cuando no lo necesita. Así como Andrés Avelino Cáceres debió haber muerto en la Campaña de la Breña, para no ser recordado por el pésimo gobierno que hizo, Mario Vargas Llosa debió haber ganado el Nobel en 1971, en el esplendor de su carrera literaria, no en su decadencia. 

martes, 28 de septiembre de 2010

Caravaggio


Salomé con la Cabeza de San Juan Bautista (1607) National Gallery, Londres


Martirio de San Mateo (1598-1601) Iglesia San Luis de los Franceses, Roma


Retrato de Caravaggio, dibujado por Ottavio Leoni


Sacrificio de Isaac (1595) Galería Uffizzi, Florencia


Crucifixión de San Pedro (1601) Iglesia de Santa María de Popolo, Roma


Santo Entierro (1602-1604) Pinacoteca Vaticana


David vencedor de Goliat (hacia 1602) - Museo del Prado, Madrid

Judith y Holofernes (1612-1621) Obra de la pintora Artemisia Gentileschi

El Maestro del Tenebrismo

Por Max Ortega
Cuarto Centenario de la Muerte de Caravaggio


Pendenciero, bebedor, jugador y mujeriego. Michelangelo Merisi, más conocido por el nombre de la ciudad lombarda donde se crió, Caravaggio, era todo eso. Pero también fue el pintor más genial de su época, el de mayor éxito en la Roma de su tiempo, un artista innovador con aureola de maldito a quien traicionó su propio carácter violento y desesperado.
Encontró la muerte cuando regresaba a la Ciudad Eterna en busca del perdón por un delito que convirtió los últimos años de su vida en una continua huida. A los 400 años de su muerte, la capital italiana le ha rendido el gran homenaje que nunca tuvo, una extraordinaria exposición que ha reunido la mitad del medio centenar de las obras que los expertos han confirmado como suyas. La muestra se clausuró en junio, pero otra exposición abrió sus puertas en Florencia, donde permanecerá hasta octubre.
Del mismo modo que con Botticelli, otro de los grandes artistas italianos del que se celebra este año el quinto aniversario de su muerte, la obra de Caravaggio quedó relegada al olvido durante siglos poco después de su desaparición. Los dos maestros tuvieron reconocimiento en vida y, sin embargo, hasta la segunda mitad del siglo XIX, en el caso de Botticelli, y bien entrado el XX, en el de Caravaggio, su obra no fue redescubierta y apreciada como merecía.
Todos los caminos conducen a Roma
Existe cierta confusión en cuanto al año y lugar de su nacimiento. Pudo ser entre 1571 y 1573, y hay quien lo sitúa en Milán o en la propia ciudad de Caravaggio. Pese a que su vida atormentada podría hacer creer a algunos que procedía de una familia humilde, un error que extendieron muchos historiadores del siglo XIX mal documentados, lo cierto es que sus padres estaban bien situados. Su padre era arquitecto y administrador del marqués de Caravaggio y estuvo en contacto con poderosas familias como los Colonna y los Sforza, y su madre procedía de una buena familia de la región. Ambos murieron cuando el joven Michelangelo Merisi era todavía un niño. Sin embargo, ya estaba decidido que encaminaría sus pasos hacia el mundo del arte. Entró como aprendiz en el taller milanés de Simone Peterzano, un pintor lombardo que había sido discípulo de Tiziano. Pasó su adolescencia —al menos 4 años— con aquel artista de segundísima fila y un tiempo después, cuando tenía alrededor de 20 años, marchó a Roma, ciudad repleta de aspirantes a hacerse un nombre en el mundo del arte. Durante un tiempo, Caravaggio fue un pintor más en busca de éxito, un joven sin dinero y sin referencias que le ayudaran a abrirse paso. Contaba únicamente con su talento, aún por explotar. Y para ganarse la vida, comenzó a trabajar como ayudante de diversos artistas de medio pelo hasta acabar pintando flores y cestos de frutas para el pintor favorito del papa Clemente VIII, Giuseppe Cesari, un artista de mayor rango pero muy alejado de lo que llamamos genialidad. En 1594 se desvinculó de este artista y comenzó su propia carrera, primero con la ayuda de Valentino, una especie de intermediario que consiguió vender algunas de las primeras obras de Caravaggio, y después con la del cardenal Francesco Maria del Monte, un amante del arte —y posiblemente de los muchachos de corta edad— que se convirtió en su patrón.
Célebres pinturas como Los músicos, del Metropolitan de Nueva York, o el Baco, de los Uffizi, datan de esa época. Las figuras de jóvenes y adolescentes semidesnudos que pintaba debían de ser muy del gusto del cardenal, aunque también sentaron las bases del debate acerca de las inclinaciones sexuales del artista, una discusión nacida ya en el siglo xx e incluso planteada en la película Caravaggio, que Derek Jarman dirigió en 1986.
Reconocimiento y escándalos
Tras su etapa de obras de género y mitológicas, el pintor se adentró en la temática religiosa, obteniendo cada vez más encargos de la Iglesia. En este terreno sus pinturas fueron innovadoras en varios aspectos. En cuanto a su técnica, prefería acometer muchos trabajos directamente en el lienzo, sin apuntes previos, algo impensable entre los artistas del Renacimiento y de su propia época, y que constituye un reflejo de su forma apasionada y libre de entender el arte. Apenas han sobrevivido bocetos de sus cuadros. Lo que solía hacer era marcar unas cuantas líneas con el extremo opuesto del pincel que le servían de guía para trabajar sobre la tela. El tenebrismo, o uso dramático y radical de la luz y la oscuridad, es sin duda una de sus grandes aportaciones y una de las características del Barroco. Pero, sobre todo, destacó por su cruda forma de plasmar la realidad. Sus vírgenes y santos tienen poco que ver con las figuras idealizadas del manierismo que le precedió. Sus modelos fueron gente del pueblo, prostitutas y mendigos de rasgos vulgares, imperfecciones y manos sucias que él convirtió en mártires.
Su arte tuvo muchos admiradores, pero también detractores que llegaron a considerarlas sacrílegas. La fuerza de sus imágenes era una útil propaganda para la Iglesia contrarreformista. Los entendidos y unos cuantos artistas jóvenes apreciaban su talento, pero algunas de sus obras resultaban ofensivas a los ojos de mucha otra gente. Además, Caravaggio despreciaba a menudo las pinturas de sus contemporáneos, algo que le hizo crearse no pocos enemigos.
En cualquier caso, atravesó un período de éxito que lo convirtió en el pintor más famoso de Roma. Fue entre 1600 y 1606, sobre todo debido a la impresión que causaron El martirio de San Mateo y La vocación de San Mateo, que pintó para la Capilla Conterelli en la Iglesia de San Luis de los Franceses. Sus representaciones de mártires mostraban una violencia inusual y un realismo exagerado al máximo detalle, hasta el punto de que, en ocasiones, algunos de sus cuadros fueron rechazados por quienes los habían encargado.
Utilizar el cadáver de una mujer ahogada en el Tíber para representar a la madre de Cristo, con el vientre hinchado y los pies mugrientos, fue algo que los carmelitas de la iglesia donde debía ser colgado no toleraron. Tras el rechazo a la obra, La muerte de la Virgen, Rubens aconsejó comprarla al Duque de Mantua para regalarla a Carlos I de Inglaterra. Actualmente es uno de los lienzos más famosos del Louvre.
De sacrílega y vulgar tacharon también su Madonna con el Niño y Santa Ana, encargada para un altar de San Pedro del Vaticano. La descolgaron al cabo de dos días. En la Iglesia de Santa María del Popolo se conservan dos de sus obras maestras, La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo, aunque se trata de dos telas que tuvo que repetir al ser rechazadas las primeras versiones que hizo, como un niño que hace mal los deberes.
Huida y muerte
Caravaggio podría haber sido durante muchos años un artista bien acomodado en la sociedad romana de su época, pero siempre fue un esclavo de su impredecible temperamento. El 6 de mayo de 1606 tuvo lugar el suceso que marcó el resto de sus días. En una pelea con casi una decena de hombres acabó asesinando a un tal Ranuccio Tomassoni. El pintor aún no había cumplido los 35 años cuando tuvo que huir de Roma. En Palestrina obtuvo la protección de la familia Colonna, para la que había pintado algunos cuadros en el pasado. Más tarde, sacó partido a su talento y reputación artística para recibir importantes encargos en Nápoles que le permitieron recuperar en parte la estabilidad. Pero su carácter violento —se cree que incluso pudo haber matado a otras dos personas— provocaron que tuviera que seguir huyendo.
De Nápoles fue a Malta, donde estuvo bajo la protección de los Caballeros de la Orden de San Juan. Incluso fue nombrado caballero por el gran maestre Alof de Wignacourt, a quien retrató. No tardó en ser desposeído del título y apresado por ofender a otro miembro de la orden. Escapó de nuevo, esta vez rumbo a Sicilia, donde siguió trabajando.
Al final llegaron rumores desde Roma de un posible indulto, conseguido por sus influyentes amistades. En el verano de 1610 embarcó en un viaje de regreso que no pudo completar. Hay quien adorna la historia —no se sabe bien hasta qué punto cierta— explicando que lo echaron del barco por polizón y tras haberse peleado con algún marinero, de modo que acabó desesperado sobre la arena de una playa viendo cómo la embarcación se alejaba con todas sus pertenencias. En cualquier caso, se acepta que murió a causa de fiebres —tal vez malaria— en la localidad toscana de Porto Ercole, posiblemente el 18 de julio de aquel 1610. Su cuerpo nunca se encontró. Hoy, cuatrocientos años más tarde, la ciudad que esperaba su llegada para perdonar sus delitos, se rinde a sus pies.
EXPOSICIONES EN EL AÑO CARAVAGGIO
Las antiguas caballerizas del Palacio del Quirinal, en Roma, han albergado durante el primer semestre del año la mayor exposición que se ha organizado nunca sobre la obra de Caravaggio. No por cantidad, pues al fin y al cabo constaba de 24 cuadros. Sin embargo, esa cifra representa aproximadamente la mitad de los autentificados, piezas maestras que por primera vez fueron cedidas por el Ermitage de Leningrado, el Museo Estatal de Berlín, la National Gallery de Londres, el Metropolitan de Nueva York y colecciones privadas. Junto al resto de pinturas que pueden verse habitualmente en las iglesias de Roma, en la capital italiana ha podido verse el 90% de la producción del artista. Sin embargo, esa exposición se cerró el 22 de junio.
El relevo lo ha tomado Florencia. Entre el 22 de mayo y el 17 de octubre, en la Galería de los Uffizi y la Galería Palatina del Palacio Pitti puede visitarse la muestra “Caravaggio y los Caravaggistas en Florencia”. Después de Roma, la ciudad toscana es el lugar donde en estos momentos puede admirarse el mayor número de pinturas tanto de Caravaggio como de seguidores en los que influyó su tratamiento de la luz y la oscuridad, así como su cruda forma de representar la realidad, artistas como Battistello Caracciolo, Artemisia Gentileschi, Theodoor Rombouts, Gerrit Honthorst, Bartolomeo Manfredi o José de Ribera.
Más información: www.firenzemusei.it

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Moisés no separó el Mar Rojo

Estudio revela que Moisés
“no separó el Mar Rojo”


22 de Septiembre de 2010

El cruce a pie del Mar Rojo descrito en las escrituras bíblicas pudo haber sido un fenómeno causado por fuertes vientos.
El cruce a pie de las aguas del mar Rojo descrito en las escrituras bíblicas pudo haber sido un fenómeno causado por fuertes vientos, según investigadores estadounidenses.
Simulaciones por computador realizadas por los científicos muestran como la fuerza del viento pudo haber creado un pasaje de tierra que habría permitido escapar a los israelitas guiados por Moisés de los soldados egipcios, tal como se describe en el libro del Éxodo.
"Las simulaciones encajan bastante con el relato", aseguró Carl Drews, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR por su sigla en inglés) de Estados Unidos, quien encabezó el estudio.
Los investigadores creen que un viento fuerte del este de unos 101 kms/h pudo soplar durante la noche, haciendo retroceder las aguas en una curva en la que se cree que un antiguo río se fundió con una laguna costera.
Con el agua retirada de ambos cauces, se habría abierto un pasaje de tierra por el que podrían haber escapado los judíos.
Una vez los vientos dejaron de soplar, las aguas volvieron a su cauce, cubriendo el pasaje.
"La separación de las aguas puede entenderse mediante dinámica de fluidos. Los vientos mueven el agua de una forma acorde a las leyes de la física, creando un pasaje seguro con agua a ambos lados y luego permitiendo abruptamente al agua volver", indicó Drews en un comunicado publicado en la página de internet del NCAR.
El estudio es parte de una investigación más amplia sobre la influencia de los vientos en el nivel de profundidad de las aguas, y en la que también se analiza cómo los tifones del Pacífico pueden crear marejadas.


Delta del Nilo
Para el estudio, publicado en la revista PLoS ONE, se modelaron diferentes localizaciones y profundidades de las avenidas de agua del Delta del Nilo que pudieron existir en la época de Moisés.
En el libro del Éxodo se describe cómo Moisés y los israelitas a los que guiaba fuera de Egipto, quedaron atrapados entre el ejército del faraón y el Mar Rojo o Mar de de los Juncos.
Entonces Dios dividió las aguas del mar por mediación de Moisés y de un viento del este que sopló durante toda la noche, permitiendo a los hebreos cruzarlo con seguridad.
Cuando los egipcios intentaron seguirles, las aguas volvieron a su cauce ahogando a los perseguidores.


Addendum a la Noticia:
Ahora los científicos tratan de explicar cómo los vientos de más de 100 kph que separaron las aguas no se llevaron a los israelitas a hacer parapente con sus indumentarias y “pudieron cruzar en forma segura” incluidos niños de poquísimos kilos de peso, animales, etc.

martes, 21 de septiembre de 2010

Elecciones Democráticas

Decir que las elecciones son democráticas, es faltar a la verdad.
El resultado de una elección ya no refleja la voluntad popular como hubiéramos querido que sea, o como suponemos que antes era.
Desde el advenimiento de las lucrativas empresas investigadoras de mercado o las llamadas encuestadoras de opinión, estas se han convertido en las líderes del sentir popular y decisorias en el resultado de una elección. Dictan cátedra de manipulación electoral. Y aunque no necesariamente con la intención de hacerlo, o si?.
No sé hace cuántos años iniciaron sus actividades y poco a poco fueron situándose, casi sin que nos diéramos cuenta, en alto grado de credibilidad con aproximaciones lindantes con la precisión (diferencia por décimas). Esto dio pié a que prácticamente el pueblo quechueslovaco los considere mas eficientes que el mismísimo Jurado Electoral y con anticipación a los hechos.
¿No hemos pensado, al realizarse el "Gran Debate" de los candidatos (debate solo de nombre porque no lo hubo realmente. Qué diferencia a los de antes, como el de Grieve con Bedoya, etc., en que sí eran reales debates y no este mamarracho en que hasta un candidato presentó como lo mejor de su campaña un helicóptero de juguete), repito, no hemos pensado para qué se presentaban los de nulas posibilidades?. Léase Lay, Alegría, Huevo Duro, etc?. Para qué gastan saliva si no tienen ninguna opción?. Es que nosotros lo sabemos porque hemos ya visto la película y aparentemente ellos no o se hacen los desentendidos. Sabrán que pierden el tiempo y el dinero en proseguir con su campaña por un cargo que no conseguirán?. Nosotros lo sabemos porque las encuestadoras ya nos lo han dicho y nos han servido en el plato solo dos candidatos. El resultado de todo esto es que, aun a sabiendas y con la seguridad que mi candidato es el mas idóneo para este cargo, no votaré por él, sino por la "menos mala" de las opciones ganadoras. Es eso democracia?. No me han dado la opción de votar por mi elección.
Democracia es permitir que las empresas encuestadoras sigan llenándose los bolsillos publicando anticipadamente los resultados de las próximas elecciones (porque son contratadas por los medios de comunicación). Pero también es democracia permitir que el electorado vote libremente por el candidato que prefiera, lo que significaría prohibir dictatorialmente que estas encuestadoras publiquen sus resultados. Y también las hay de las que manipulan los resultados, pues con el argumento que "eso es lo que el público ha respondido" no hay forma de censurarlas en su mal accionar y pueden engañar impunemente a todos.
Luego, hay alternativa?. Cómo se puede cocinar esto?.
Una fórmula sería impedir que se publique los resultados de éstas, no con una semana o quince días como es actualmente sino unos seis meses antes y que, en todo caso continúen con sus sondeos de opinión en forma privada, es decir trabajando para quienes contraten sus servicios, pero con el impedimento expreso de publicarlo en cualquier medio.
Así de paso mantendríamos el suspenso hasta el final y tendríamos un poco mas de circo, tan necesario como el pan para nuestro pueblo y nosotros mismos.
M @L@GNO

jueves, 16 de septiembre de 2010

REVELACION O MISTERIO? y Comentario

Por Mora Torres

A veces es más misteriosa la revelación que el misterio. Por eso también revelar es mitificar. Más digo callando; diciendo callo la mayor parte de las cosas.

Un silencio continuo no es misterioso, sólo es plomo y tedio.
El misterio es algunas palabras, no todas. Pero tampoco ninguna.

También es misterioso un largo poema, pero, ¡qué misterio es dar dos palabras y decir, por ejemplo,M’ilumino d’inmenso (me ilumino de infinito), como dice a veces Ungaretti.
Se parece de todos modos al azar, que navega y trae especies preciosas a la arena: una moneda de oro porque se hundió un barco hace 200 años y hubo diecisiete tormentas –fatales- pero azarosas.
También estamos hechos de azar. Los hechos de nuestra vida son como la moneda que los naufragios y las tormentas arrojan o no arrojan sobre la playa. Los libros, las visiones, son como la moneda o no-moneda.
Filtrar la realidad de su hojarasca para que en lo escrito lo que se muestre sea intenso (De la realidad virtual y el principio de realidad psíquica).

Pequeño relato, supuestamente escrito por la niña que fui
La hora de la siesta

La loca hora de la siesta
cuando se oyen los pasos
y el corazón está con su fantasma.

A la noche y con rayos, todo negro como el vestido de terciopelo de mi mamá, todo furioso y tempestuoso y con silencios y ruidos repentinos, quisieron hacerme creer que brotan los fantasmas.
No digo que algunas veces no sea así, a cualquier hora, cualquier día, pueden aparecer, pero porque soy chica -parece ser que hay un momento en la vida de los adultos en que ellos olvidan para siempre determinadas cosas de cuando fueron chicos- sé perfectamente que la hora propicia, que la hora redonda que los deslumbra y los atrae es la hora de la siesta.
Cualquiera estará de acuerdo conmigo si es un niño y ha pasado alguna temporada con primos, en el campo o en una quinta, como yo. Casi puedo decir que los fantasmas de la siesta son fantasmas de campo, terriblemente tímidos y frecuentes, serviciales a veces y muy buenos jinetes.
Un día estábamos en la galería de la casa-quinta de mi tío María Isabel, Valeria y yo jugando a las cartas cuando yo dije: “corto”, y en ese mismo momento Valeria, que era la más pequeña, pegó un grito espantoso y se puso a llorar. Isa y yo supusimos que era por el diente flojo, que se le habría caído.
Hacía unos días que andaba con el problema y era el primero, por lo demás, así que, bastante mayores que ella, la comprendíamos, aunque de vez en cuando nos hubiera gustado darle un tirón y arrancárselo de repente, de cuajo, de inmediato.
Pero era la hora de la siesta, la respetable hora de la siesta en verano, en el campo.
Venía desde afuera un calor embalsamado con perfume de miel y de limones: era agridulce por lo tanto el calor, daban ganas de asaltar la cocina y comerse lo que sobró del postre, revisar los objetos de un viejo cajón, mirar las fotos de un álbum polvoriento y bastante prohibido porque se desintegraba de sólo tocarlo, jugar con la caja de herramientas tan anaranjadas y brillosas, y al momento daban ganas de no hacer nada de esto, ni siquiera de jugar a las cartas.
Venía desde adentro el silencio fresco de las casas de campo ventiladas anticipadamente para poder dormir la siesta, luego encerradas en la mayor oscuridad; y pequeños silbidos y ronquidos a coro, apagados por las puertas añosas bien cerradas.
Valeria dijo algo que no alcanzamos a entender primero, y que después pudimos, aterrorizadas, traducir:
“Me miró, me miró desde afuera y se llevó mi diente”.

Comentario
José Itriago
Un silencio continuo es plomo y tedio. Pero ¿qué es continuo?. Excluyendo la muerte como respuesta aparente (no creo que exista tedio en la muerte, mas si plomo), se hace difícil definirlo. Así pensaba mientras me imaginaba viendo la tierra y luna desde Mercurio (¿porqué no se dirá “el mercurio” y si “la luna” y “la tierra”). Debe ser un silencio total y me sentí parte de ese intangible espacio sideral, surcado a veces y de manera repentina por feroces meteoros, más feroces por su silencio que por su enorme capacidad de daño. De aquí podíamos inferir varias metáforas y consejas, como “me gusta cuando callas porque estás como ausente” o aquella más prosaica de que perro que ladra no muerde; o que los ladrones son silenciosos, sólo se dejan oír al momento del desastre, o que quien explica pasa a ser un tonto con demasiada facilidad, mejor callarse y que los demás supongan.
Como el silencio es atributo exclusivo de nosotros los que tenemos atmósfera y oídos, el continuo de tedio y plomo es casi humano y no podrá ser más largo que la vida, pensé. Nadie puede referirse a los continuos del arcano, sino a los nuestros, limitados a menos de 100 años, quizás mucho menos. Un continuo puede, para algunos, ser apenas cosa de horas y para otros decenios. Pero desde Mercurio, la tierra y la luna se ven apenas como dos puntos más, insignificantes, minimizadas por las magnitudes celestiales y por el silencio total. Dos puntos más entre tantos que hay en la bóveda celestial. Aquí el continuo tiene dimensiones milenarias, al menos así debemos suponerlo, aunque ninguno pueda testificarlo, ni toda la humanidad, que abarca apenas algunos decenios de miles de años. Fue cosa grande que hubiéramos sido formados con oídos, porque si no, nos imaginaríamos la tierra como parte del silencio sideral.
En el llano, frente al horizonte infinito, uno no siente los otros sonidos porque se hacen parte del paisaje. Puede que una guacharaca esté cantando por allá y más allá otra le conteste, puede que algún pájaro silbe algo, a lo mejor nuevo, diferente, como ensayando un nuevo trinar y uno indiferente, ni aprueba ni desaprueba, simplemente sin oírlo, porque es paisaje. Los trinos son paisaje, los mugidos son paisaje, los gruñidos nocturnos, incluso los rugidos, son paisaje. Por eso será que los animales se empecinan en decir siempre lo mismo y de la misma forma. ¿Para qué cambiar? Dirán ellos, sabiendo, como saben, que no nos percataremos de esas sutilezas. Un turpial siempre canta turpial y es paisaje o de llano abierto o de casa vieja, con sus jaulas y sus pájaros.
Entonces, cuando cae el sol y uno ve la puesta en la distancia, de dorado intenso, pasando a rojo, después como una placa oxidada detrás de los cujíes, uno siente ese silencio. Quizás a lo lejos, también como paisaje, oiga el ajetreo de una cocina que ya empieza a pilar el maíz o el de algún muchacho arriando algún ternero despistado, pero no es con uno. Tampoco rompe el silencio que te llamen a comer , en realidad no te están diciendo nada, el silencio sigue; ni lo rompe que te pidan que pases el la mantequilla o el queso, no, no te quieren decir nada y uno tampoco, uno se anuda a su silencio y pasa y pide cosas, pero no dice nada, Cuando los demás se vayan a acostar y a alguien, por extrañas circunstancias, se le ocurriera pregunta qué dijo José, todos dirían; nada. Y sería verdad. El silencio no se rompe con la bulla. No, el silencio es algo íntimo que se interrumpe sólo cuando alguien penetra en esa esfera.
El cuervo de Edgar, que en la tosca medianoche cuando en tristes reflexiones, sobre más de un raro infolio de olvidados cronicones Inclinaba somnoliento la cabeza con incierta mano tímida interrumpe para después romper el silencio con un “nunca más” tan denso como el plomo. La noche llena de la música de las alas de José Asunción se queda en silencio absoluto, cuando por la misma senda su sombra, por los rayos de la luna proyectada, iba sola, iba sola, iba sola por la estepa solitaria. Sin embargo oiría los grillos, los perros, las ranas y quien sabe que más, que estaban allí solamente para que sintiera el verdadero silencio, el de la soledad. Ya no oía la música de las alas. Y ese silencio si es de plomo.
Sigo viendo la tierra y la luna desde Mercurio. Asombra que seamos tan prepotentes, siendo tan insignificantes en el universo. Pero todavía los veo, o nos vemos, estamos, somos, aferrados a nuestro silencio, al silencio que no queremos y no podemos compartir porque nos dispersaríamos como cola de cometa vista de cerca: unas piedras por aquí, otras por allá y nada más.