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viernes, 20 de enero de 2012

Hispanidad en U.S.A.



Hispanidad en Estados Unidos
Por: Ignacio López-Merino

Publicado en El Comercio, página editorial, hace 31 años, domingo 14 de junio de 1981.

Con ocasión de un reciente viaje a Nueva York, tuve la oportunidad de comprobar el poderoso impacto hispanoamericano en esa urbe, la más importante del planeta. Váyase por donde se vaya, sea un paseo a la Estatua de la Libertad o una visita a las nubes desde las cumbres del Empire State Building o desde las torres del Trade World Center; discurriendo a través de la majestuosidad de las salas impregnadas de formas y color del Museo Metropolitano; o, simplemente, andando por entre las montañas de concreto y cristal de la ciudad, la inconfundible fisonomía indoespañola y los más variados acentos del idioma hispánico saltan a la vista y al oído del viajero con una frecuencia inusitada. Se les ve, sea enfundados en atavíos de guías, guardianes o conserjes, ya ostentando ringorrangos camareriles, o en atuendo más informal como vendedores ambulantes de refrescos y hot dogs en la Quinta Avenida y en Central Park.

Conmigo ocurrió lo que seguramente con muchos transeúntes hispano hablantes en el Nueva York de hogaño: a las pocas horas de la estadía se comprende, fuera de cualquier propósito hiperbólico, que para una visita de placer, el conocimiento de la lengua inglesa puede ser un lujo pero de ningún modo una necesidad en la metrópoli. La gran mayoría de carteles de señalización, folletos turísticos, información hotelera, etc., van impresos en los idiomas de Shakespeare y Cervantes, y hay dos canales de televisión que transmiten exclusivamente en castellano. Y ni qué mencionar Florida y California.

En un reciente artículo del Boston Globe acerca de una inmensa bonanza económica existente en Miami, mérito, sin duda, del entusiasmo y trabajo de los inmigrantes cubanos que han hecho un emporio de una lánguida playa tropical en sólo veinte años, y en donde hoy existe el menor índice de desempleo per cápita comparado con otros lugares de la Unión, se refiere lo siguiente: un turista sudamericano va a comer a un restaurante en Miami, y, por supuesto, el propietario es cubano; sin embargo, lo que más llama su atención es que el mozo que lo sirve es un chino que se expresa en un muy buen castellano. Al momento de despedirse, el comensal le comenta, muy entusiasmado, al dueño sobre la notoriedad del hecho, a lo que éste responde de inmediato en tono cómplice: “No hable tan fuerte que el chino lo puede escuchar, él cree que está aprendiendo inglés”.

Menos en broma pero lleno de cuajo por su contenido paradójico, es lo que vi hace algunos años en la calle Flaggler, vía principal en el corazón de Miami: un cartel en el escaparate de una tienda de artefactos eléctricos con el insólito anuncio inglés “English Spoken” (se habla inglés). Entonces, pensé qué sentiríamos los peruanos si algún día, debido a una inmigración masiva de chinos o polacos, por caso, viésemos en ciertos establecimientos del Jirón de la Unión un letrero que nos consolase: “Aquí hablamos castellano”. Por supuesto que tal analogía es imperfecta en su ilustración debido a múltiples factores culturales e idiosincráticos en ambas circunstancias nacionales: es otro el sentido de integración e identificación étnica que trasciende el cliché del “melting pot” norteamericano, donde las castas al mezclarse se confunden.
¿Será el florecimiento de nuestro idioma en Estados Unidos algo transitorio, fugaz, destinado al desuso en una o dos generaciones más, cuando los descendientes de los inmigrantes hispanoamericanos hablen exclusiva --o preferentemente-- la lengua inglesa? Es posible. Sin embargo, tal como lo supiera el presidente Reagan durante la ceremonia de bienvenida oficial a los rehenes norteamericanos a su retorno de Irán, el joven sargento Jimmy López, nacido estadounidense de padres mestizos indoespañoles, considerado héroe y homenajeado como tal, durante el cautiverio escribió en las paredes de su celda: “Viva la roja blanca y azul”, refiriéndose a los colores de su bandera, y tal inscripción jamás fue borrada por los secuestradores, algunos de los cuales seguramente que eran buenos conocedores del inglés pero legos en castellano. La condición bilingüe de López fue el medio para mantener sin vejamen la gratificación de sus sentimientos patrios.

El inglés es una lengua muy dinámica, muy flexible. No hay la criba de una academia, y por ello el incremento léxico es enorme, continuo y real. Tampoco hay la preocupación por anglicanizar las voces extranjeras que han sido captadas. Así, los términos castellanos pronto, siesta y gusto, entre otros, quizás por su eufonía o por su naturaleza enfática, son usados intactos muy a menudo por norteamericanos de todos los niveles de educación, aunque existen equivalentes ingleses específicos, seguramente que desplazados por su anodinia. Nap significa siesta en inglés, pero, ¿no es, acaso, el nuestro un término onomatopéyicamente más descriptivo por sus eses al arrastrarse, como se supone que debe ser el sueño reparador después de una comida?

Actualmente hay varios polos de hispanidad en el gran país del norte, principalmente California, Texas, Florida, y Nueva York. La prevalencia hispanoamericana es de mexicanos en los dos primeros Estados, y de cubanos y portorriqueños, respectivamente, en los últimos. Es, en cuanto a volumen, la segunda minoría étnica en los Estados Unidos (19 millones, incluyendo a los ilegales), superada solamente por los afroamericanos, quienes constituyen alrededor de un 12 por ciento de la población total, la que hoy se estima en 225 millones. Según estadísticas recientes, de continuar la actual tasa de crecimiento hispánico --alrededor de 1 millón anualmente--, en la presente década será éste el grupo racial más numeroso después del anglosajón, es decir, una real fuerza social y política. Y económica también.

La Coca-Cola es quizás el símbolo norteamericano por antonomasia alrededor del mundo; su burbujeante inocencia ha sido, y sigue siendo, vituperada por quienes recelan del expansionismo financiero yanqui, non plus ultra de las llamadas transnacionales. Pues, bien, el actual ejecutivo máximo de esa empresa con sede en Atlanta es un cubano que emigró a Estados Unidos siendo un adolescente.

La gran afluencia inmigratoria del grupo latino ha encontrado abierta o vedada resistencia de parte de muchos norteamericanos, quienes temen un desplazamiento en cuanto a oportunidades laborales y un agravamiento de la economía nacional, lo cual obviamente no procede en el caso de Miami, y más importante aún: la amenaza de un idioma y usos foráneos en gran escala, precisamente ahora que Estados Unidos se empeña en encontrar factores comunes que permitan una convivencia social en tan eruptiva heterogeneidad étnica. Probablemente se trata de esto, más que de una discriminación racial o cultural.

A fines del siglo XIX y comienzos del XX, debido a la llegada masiva de irlandeses, especialmente a Massachusetts, un diario bostoniano publicó muchos avisos de este tenor: “Se necesita empleada doméstica de cualquier nacionalidad o color, excepto irlandesa”. En este caso no cabía prejuicio racial o idiomático.
Sólo unas décadas después, sin embargo, Estados Unidos, y Boston en particular, se enorgullecerían grandemente de un presidente de ascendencia irlandesa, cuyo bisabuelo llegó a playas americanas para trabajar como barrilerp, y lo elevarían a status casi mítico tras su inmolación, y otorgarían a la suya el título de Familia Real de América, y bautizarían con el nombre de Camelot a la corte de los Kennedy en el Cape Cod.
El tiempo dirá cuál será el futuro de los Pérez y los Martínez en el país más poderoso de la Tierra.

Boston, junio de 1981

Publicado en El Comercio, página editorial, domingo 14 de junio de 1981.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Como China dominará el mundo

Escribe: Luciano Pyres*

Algunos conocidos volvieron de China impresionados. Un producto  del que Brasil fabrica un millón de unidades, China en una sola fábrica produce 40 millones.
La calidad es equivalente  y la velocidad de distribución impresionante. Los chinos colocan cualquier producto en el mercado en cuestión de semanas, a precios que son una fracción de los brasileños
Una de las fábricas se está trasladando al interior porque los salarios de la región en que se halla instalada son demasiado altos: 100 dólares. Un obrero brasileño gana 300 dólares mínimo que sumados a los impuestos y otros beneficios equivalen a 600 dólares. Cuando  los comparamos, con los 100 dólares que reciben los chinos sin prácticamente ningún otro beneficio…nos hallamos frente a una esclavitud amarilla, y alimentándola…
¿Horas extraordinarias? En la China…Olvídelas!!! La gente allí está tan agradecida de tener un empleo que trabaja horas extras a cambio de nada…
Detrás de esta “situación” está la gran trampa china. No se trata de una estrategia comercial, sino de una estrategia de “poder” para conquistar el mercado occidental. Los chinos están sacando provecho de la actitud de los “comerciantes” occidentales, que prefieren tercerizar la producción  quedándose tan sólo con lo que le agrega valor: la marca.
Difícilmente podrá usted comprar en las grandes redes comerciales  de los EE.UU.  algún producto “made in USA”. Es todo “made in China”, con una marca estadounidense. Las empresas ganan riadas de dinero  comprándoles a los chinos por centavos y vendiendo luego  por centenares de dólares. Sólo les interesa el lucro inmediato a cualquier precio. Aún al costo de cerrar sus fábricas  y generar una brutal desocupación. Es lo que podría llamarse “estrategia del precio”.
Mientras los occidentales tercerizan sus emprendimientos  y ganan en el corto plazo, China aprovecha ese enfoque  e instala unidades productivas de alta performance para dominar en el largo plazo.
Mientras las grandes potencias mercantiles se quedan con sus marcas, con el diseño..sus garras, los chinos se quedan con la producción, asistiéndolos, estimulándolos y contribuyendo al desmantelamiento de los escasos parques industriales occidentales.
Muy pronto ya no habrá más fábricas de zapatillas deportivas o de calzados en el mundo occidental. Sólo existirán en China. De modo que en el futuro próximo veremos cómo los producto chinos aumentan sus precios produciendo un “shock manufacturero” como sucedió con el shock petrolero en los años 70. Y entonces será ya demasiado tarde.
Entonces el mundo se dará cuenta de que levantar nuevas fábricas tendrá costos prohibitivos y deberá  rendirse al poderío chino. Se dará cuenta de que alimentó a un enorme dragón y se convirtió en su rehén. Un dragón que aumentará gradualmente sus precios, puesto que será quien dicte las nuevas leyes del mercado y será luego quien mande, pues tendrá el monopolio de la producción.
Ya que será también el dueño de las fábricas, de los stocks y de los empleos y quien regulará los precios.
Nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos asistiremos a una inversión de las reglas de juego actuales, lo que producirá en las economías occidentales el impacto de una bomba atómica…china. En ese momento, cuando el mundo occidental se dé cuenta, será demasiado tarde.
Ese día, los ejecutivos occidentales mirarán tristemente las ruinas de sus antiguas fábricas, a sus técnicos jubilados jugando a las cartas en las plazas y llorarán sobre la chatarra de sus parques fabriles destruidos.
Y se acordarán entonces, con mucha nostalgia, del tiempo en que ganaban dinero comprando “fardos de mercaderías de los esclavos” y  vendiendo caras sus “marcas registradas” a sus  coterráneos.
Y entonces, entristecidos, abrirán sus despensas y almorzarán sus marcas que ya estarán pasadas de moda y que por tanto, habrán dejado de ser poderosas, porque todas habrán sido copiadas…


REFLEXIONEN Y COMIENCEN YA A COMPRAR PRODUCTOS DE FABRICACIÓN NACIONAL, FOMENTANDO EL EMPLEO EN SU PAÍS, POR LA SUPERVIVENCIA DE SU AMIGO, DE SU VECINO Y HASTA DE USTED MISMO… Y LA DE SUS DESCENDIENTES.
Piensen además…
Y ¿su poderío bélico-militar?
Quedaremos rehenes y a su merced, es decir, estamos hoy alimentando a la cobra que nos morderá en el futuro!

*Director de marketing de Dana y profesional de la comunicación. 

viernes, 16 de septiembre de 2011

Barchilón


BARCHILON

Siete años eran corridos desde que los alborotos por la intemperancia del virrey Blasco Núñez y las ambiciones de Gonzalo Pizarro y de los encomenderos tuvieron fin en la derrota de Xaquixahuana o Saxsahuamán, el 9 de abril de 1548.
El vencedor, Pedro de la Gasca, ahorcó vencidos como quien ahorca ratas. En cuerda y azote se gastaba Juan Enríquez -verdugo del Cuzco- un dineral, y los emolumentos no lo compensaban.
Pedro Fernández Barchilón, de Córdoba, España, cabo de piqueros, fue uno de los pizarristas condenados a morir.
Ajusticiados Gonzalo y sus tenientes don Francisco de Carbajal ( Sus frases célebres cuando herido lo capturaron y llevaban  en camilla decía:  Hay, hay  mis cabellicos maire (madre), uno a uno se los lleva el aire y para concluir : de  niño en cuna y de viejo en cuna hay que fortuna) y el otro de apellido Acosta, al día siguiente ejecutarían a Fernández Barchilón, quien era de los que hacen ascos a la muerte, porque esa noche acongojóse, a punto de tener pataleta como Doña Melindres.
Auxiliaba a los sentenciados el franciscano Chávez, quien movido a lástima por los extremos del cabo, fuese a la Gasca y pidióle que conmutara la pena impuesta a ese pobre diablo de rebelde. “Sería como ahorcar a una liebre” -dijo el fraile.
- Si es tan mandria ese belitre, -dijo La Gasca- que vaya a servir en las galeras de Su Majestad a ración, sin sueldo.
Casi enloqueció de gozo Fernández, cuando Chávez le dijo que quedaba libre de la horca. Y llevándoselo a su celda, le proporcionó recursos para que se fugase del Cuzco.
Fundado por el Cabildo (1555), el hospital de Guamanga, se le dio la administración a un hombrecillo- de cinco pies de talla, barrigudo, chato y con cara de pascuas. Era nada menos que Fernández Barchilón, el antiguo rebelde, quien llevaba su caridad hasta atender las más groseras necesidades del enfermo: “¡Barchilón!” -le gritaban, familiarizados con él.
Y como no siempre sabían los enfermos el nombre de las personas que los ayudaban se dio, por generalización, el nombre de barchilones a los sirvientes de hospital. Del Hospital de Guamanga pasó a los de Lima, y a los de México, y a los de toda América Latina la palabra “barchilón”, como la última jerarquía de sirvientes de hospital. Hasta los franceses dicen “monsier le barchilón”.
Sépalo la Real Academia de la Lengua Española. 
PERUANISMO reconocido como americanismo. ¡Gloria a Fernández Barchilón! Su caridad inmortalizó su apellido.
Fuente: Tradiciones De Ricardo Palma

martes, 2 de agosto de 2011

Palabra de Honor

TEXTO TOMADO DEL LIBRO 
"LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO, DÍAZ Y MADERO, LA ESPADA Y EL ESPÍRITU",
DE ARMANDO FUENTES AGUIRRE ¨CATÓN¨

En el año de 1892 murió don Carlos Fuero.
Una calle en la ciudad de Saltillo, Coahuila y una en Parral, Chihuahua, lleva su nombre. Ese homenaje y más merecen por el hecho que ahora voy a narrar.
A la caída de Querétaro quedó prisionero de los Juaristas el General don Severo del Castillo, Jefe del Estado Mayor de Maximiliano. Fue condenado a muerte, y su custodia se encomendó al Coronel Carlos Fuero. La víspera de la ejecución dormía el Coronel cuando su asistente lo despertó. El General Del Castillo, le dijo, deseaba hablar con él. Se vistió de prisa Fuero y acudió de inmediato a la celda del condenado a muerte. No olvidaba que don Severo había sido amigo de su padre.
--Carlos-- le dijo el General, -- perdona que te haya hecho despertar. Como tú sabes me quedan unas cuantas horas de vida, y necesito que me hagas un favor. Quiero confesarme y hacer mi testamento. Por favor manda llamar al padre Montes y al licenciado José María Vázquez.--
--Mi General-- respondió Fuero, --no creo que sea necesario que vengan esos señores.--
--¿Cómo?-- se irritó el General Del Castillo. -- Te estoy diciendo que deseo arreglar las cosas de mi alma y de mi familia, ¿y me dices que no es necesario que vengan el sacerdote y el notario?
--En efecto, mi General-- repitió el Coronel Republicano. No hay necesidad de mandarlos llamar. Usted irá personalmente a arreglar sus asuntos y yo me quedaré en su lugar hasta que usted regrese. --
Don Severo se quedó estupefacto. La muestra de confianza que le daba el joven Coronel era extraordinaria.
--Pero, Carlos-- le respondió emocionado. -- ¿Qué garantía tienes de que regresaré para enfrentarme al pelotón de fusilamiento? --
--Su PALABRA DE HONOR, mi General-- contestó Fuero.
--Ya la tienes-- dijo don Severo abrazando al joven Coronel.
Salieron los dos y dijo Fuero al encargado de la guardia:
-- El señor General Del Castillo va a su casa a arreglar unos asuntos.
Yo quedaré en su lugar como prisionero. Cuando él regrese me manda usted despertar.
A la mañana siguiente, cuando llegó al cuartel el superior de Fuero, General Sostenes Rocha, el encargado de la guardia le informó lo sucedido. Corriendo fue el General Rocha a la celda en donde estaba Fuero y lo encontró durmiendo tranquilamente. Lo despertó moviéndolo.
-- ¿Qué hiciste Carlos? -- ¿Por qué dejaste ir al General? --
-- Ya volverá -- le contestó Fuero. -- Si no, entonces me fusilas a mí y asunto arreglado.
En ese preciso momento se escucharon pasos en la acera.
-- ¿Quién vive? -- gritó el centinela.
-- ¡México! -- respondió la vibrante voz del General Del Castillo. -- Y un prisionero de guerra. --
Cumpliendo su PALABRA DE HONOR volvía Don Severo para ser fusilado.
El final de esta historia es muy feliz. El General Del Castillo no fue pasado por las armas. Rocha le contó a don Mariano Escobedo lo que había pasado, y éste a don Benito Juárez. El Benemérito, conmovido por la magnanimidad de los dos militares, indultó al General y ordenó la suspensión de cualquier procedimiento contra Fuero. Ambos eran hijos del COLEGIO MILITAR; ambos hicieron honor a la Gloriosa Institución.

martes, 26 de julio de 2011

Ciencia Ficción en la British Library

Escribe: Oscar Giménez

Desde manuscritos casi desconocidos de la primera época de la ciencia ficción hasta las novelas más vendidas de los últimos años. Eso es lo que ofrece la exposición que alberga hasta el próximo 25 de septiembre de 2011 la londinense British Library bajo el título “Fuera de este mundo: ciencia ficción, pero no como la conoces”.




























Arriba: Ilustraciones del Codex Seraphinianus de Luigi Serafini (Italia)


El visitante puede hacer un extenso recorrido para explorar este género desde la literatura, el cine, la ilustración y el sonido, en un trayecto ideado por Andy Sawyer, erudito en la materia de la Universidad de Liverpool, una travesía que profundiza en la historia de la ciencia ficción al tiempo que desgrana jugosas anécdotas sobre un género que eclosionó definitivamente en el siglo XX, pero cuyas raíces pueden encontrarse incluso en la época romana. Para este experto, lo que pretende demostrar la exposición es que la ciencia ficción es una forma de hacerse preguntas sobre el mundo, su futuro y el lugar que nosotros ocupamos, preguntas que tienen sus orígenes en una amplia variedad de tradiciones literarias y culturales. Los responsables de la muestra destacan que esta forma de literatura es una ventana al mundo y a nuestra propia sociedad. “Empuja los límites de nuestra imaginación a lugares incómodos y agradables —afirman— y representa un llamamiento hacia nuestro deseo de comprender el significado de otros mundos con mayor profundidad”.

Viajar a la Luna
Lo de la época romana no iba en broma. De hecho, una de las joyas que pueden verse es una edición de 1647 de Historia verdadera, un relato escrito en el siglo II después de Cristo por Luciano de Samósata en el que narra la aventura de un grupo de marineros que, izados por una tromba marina, llegan a la Luna. “Escribo sobre cosas que jamás vi, traté o aprendí de otros, cosas que no existen en absoluto ni por principio pueden existir”. Esa cita sitúa al mencionado escritor de origen sirio como el autor de la primera obra conocida de imaginación especulativa pura y dura, una narración no exenta de sátira en la que describe a los selenitas como criaturas sin ano que pueden quitarse y ponerse los ojos y que son capaces de tejer con vidrio e hilar los metales. Para muchos, Luciano de Samósata es el auténtico tatarabuelo de la ciencia ficción.
Está claro que el viaje a nuestro satélite fue un tema recurrente del género mucho antes de que se inventara como tal. Ahí tenemos a Cyrano de Bergerac, el poeta y dramaturgo de carne y hueso —no el personaje de Edmond Rosand— que en su obraEl otro mundo, publicada en 1657, dos años después de su muerte, relató en primera persona cómo viajó a la Luna y después al Sol, propulsado por cohetes. Las gentes y mundos que describía le sirvieron para formular su filosofía materialista y hacer una crítica de la sociedad en que vivió.
La aventura de Cyrano se escribió dos siglos antes que la famosa De la Tierra a la Luna, del visionario Jules Verne, publicada en el Journal de débats politiques et littéraires en 1865, novela que tuvo su continuación con Alrededor de la Luna, 5 años después. Sobre el mismo tema encontramos Los primeros hombres en la Luna, de H.G. Wells, quien hizo viajar a sus protagonistas, no con cohetes, sino con una nave creada gracias a una sustancia antigravitatoria bautizada como cavorita. El hombre ya viajó a la Luna, pero aún no lo ha hecho de esa forma.

La primera máquina del tiempo
Y si son pocos los que no han soñado alguna vez con viajar fuera de nuestro planeta, aún son menos quienes no se han imaginado en alguna ocasión viajando al pasado o al futuro. Referirse a máquinas del tiempo nos trae inmediatamente a la cabeza de nuevo a H.G. Wells y a su novela La máquina del tiempo, de 1895. Pero lo que mucha gente desconoce es que el primer mecanismo tecnológico literario pensado a tal efecto salió de la mente de un español. Fue Enrique Gaspar, un madrileño nacido en 1842 que, además de escritor, era diplomático y, entre otras cosas, zarzuelista. Uno de sus relatos, El anacronópete, publicado en 1887, unos pocos años antes que la mucho más célebre narración de Wells.
Allí se explicaba en tono de opereta que, gracias al talento de un científico de Zaragoza llamado don Sindulfo García, un grupo de personas conseguían viajar en el tiempo. Lo hacían en el tal “anacronópete”, una detallada máquina de hierro dotada de 4 grandes cucharas giratorias que funcionaba con electricidad. El relato está muy vinculado a la afición de su autor por la zarzuela, hecho que se refleja en el insólito conjunto de personajes viajeros, formado por el científico, su ayudante, su sobrina, una sirvienta, un capitán del ejército, un puñado de húsares y unas cuantas mujeres francesas “de vida alegre”. Aunque existen otros relatos anteriores que incluyen referencias a viajes temporales, generalmente éstos son fruto de sueños o provocados mediante magia, no de ingenios creados por el hombre.
Los expertos en ciencia ficción ya no dudan en atribuir a Gaspar esta novedad. “La novela no pretende ser una exploración científica seria, sino una manera de mirar el pasado o el futuro para satirizar el presente”, explica Andy Sawyers.
Sin embargo, la historia sobre aquella primera máquina del tiempo estuvo durante más de un siglo en el olvido, del que fue rescatada gracias a una detectivesca labor de un club español de ciencia ficción en 1999. Un ejemplar original se descubrió en la Biblioteca Británica y se muestra ahora en la exposición como otro de sus principales atractivos.

Otros tesoros literarios
También es de destacar en la muestra una primera edición de Utopía, de Tomás Moro, que data de 1516. Evidentemente, no es una obra de ciencia ficción, pero no debe olvidarse que retrata una sociedad imaginaria con inusuales ideas políticas que contrastan con las existentes en la Inglaterra de su tiempo.
Entre las curiosidades exhibidas, el visitante encontrará un ejemplar del Codex Seraphinianus, obra creada entre 1976 y 1978 por el artista y diseñador italiano Luigi Serafini como una enciclopedia visual de un mundo imaginario con su propia fauna, flora y costumbres humanas, y escrita en un lenguaje todavía no descifrado.
Pero volviendo a H.G. Wells, destaca una edición de 1906 de La guerra de los mundos, novela que se publicó por primera vez en Pearson’s Magazine en 1897. Sin duda ha sido el libro más influyente sobre invasiones alienígenas —marcianos en este caso—, con destacables versiones cinematográficas como la de Byron Haskins de 1953 y la de Steven Spielberg de 2005. Fue una de las primeras historias que detalla un conflicto entre la humanidad y una raza extraterrestre y ha sido interpretada por algunos como una crítica a la teoría de la evolución, al imperialismo británico y en general, a los miedos y prejuicios victorianos.
No faltan referencias a los grandes precursores de la ciencia ficción, como elFrankenstein de Mary Shelley ni tampoco al curioso caso de las hermanas Brontë —Charlotte, Emily y Anne— y su hermano Branwell, que de niños idearon, escribieron y dibujaron sus propios mundos imaginarios, llamados Angria y Gondal. Describieron sus paisajes, sus habitantes y sus historias en libros y revistas escritas a mano con letra minúscula, mapas incluidos, que en cierto modo recuerdan con décadas de antelación a los fanzines de los años treinta del siglo XX. Esos minimanuscritos, que se conservan y exponen en la British Library, no son estrictamente obras del género, pero sí “uno de los primeros ejemplos de fan fiction que utilizan personajes y escenarios del mismo modo que los aficionados a la ciencia ficción y a la fantasía de hoy día desarrollan como detallados universos imaginarios de Star Trek o Harry Potter”, comenta Andy Sawyer.

La ciencia ficción del siglo XX
Por supuesto, la exposición incluye referencias a los nombres del siglo xx que llevaron el género a la cima de la popularidad, desde Arthur C. Clarke a Isaac Asimov, pasando por Philip K. Dick, Brian Aldiss o Ray Bradbury, y a los mundos y utensilios imposibles que habitaban sus mentes y que con los años se fueron haciendo realidad, caso delNewspad que utilizaba el Dr. Heywood Floyd Clarke de 2001: una odisea del espacio, con el que podía consultar las noticias en cualquier diario que quisiera. Tal como recuerda Sawyer, la descripción del futuro puede ser tan visionaria y asombrosa como incomprendida. Si no, que se lo digan a Jules Verne, a quien en 1863 le rechazaron publicar París en el siglo XX, una novela en la que la ciudad francesa estaba en un lejano 1960 plagada de rascacielos, la gente se comunicaba mediante máquinas parecidas al fax e incluso existía una especie de Internet primitivo. Aquella historia rechazada fue redescubierta y publicada finalmente en 1994.
En cualquier caso, inventar el futuro, aunque sea en la literatura, como defienden muchos autores, no se basa únicamente en una gran imaginación sino también en una sólida educación científica y en el conocimiento de las investigaciones del presente. Lo que conocemos como “ciencia ficción” tiene ya una larga tradición, pero también la capacidad de seguir dominando la cultura popular durante muchos, muchos años más.

lunes, 13 de junio de 2011

Sobre el Idioma y el Feminismo

por Ignacio López Merino B.
Siendo el orgulloso padre de dos brillantes mujeres dedicadas a la enseñanza escolar y universitaria no tengo otra opción que la de ser yo mismo un furibundo y militante feminista también. Y, además, por convicción propia. La diferencia entre hombres y mujeres de la especie humana casi no existe...o es mínima, como quedó claro en el famoso debate entre Churchill y Lady Astor en el Parlamento británico:
Lady Astor: "Lo que pasa es que el Sr. Churchill es un gran machista, cuando en realidad entre hombres y mujeres no hay sino una pequeña diferencia"
Entonces Churchill se levantó y dijo:
"Pido un fuerte aplauso para esa pequeña diferencia"
Hay algunos teóricos evolucionistas, sin embargo, que opinan que el feminismo está condenado a desaparecer, pues las mujeres feministas, generalmente las más contestatarias, menos dóciles y sumisas, estarían condenadas a la extinción, por ser, precisamente...¡menos atractivas para los hombres!, y, por tanto, para ellas pasar sus genes a futuras generaciones.
De hecho, muchas feministas son connotadas lesbianas a quienes mueve el odio hacia los hombres por la competencia con otras mujeres o por experiencias personales de abuso.
Aparte de las válidas razones de relativa igualdad de los géneros, creo que el lenguaje, como instrumento, sería más eficaz y lógico si se dijera presidenta, ingeniera, médica, etc.
Cada vez que veo que una mujer se autodenomina médico o ingeniero, sé que se está refiriendo al título académico, pues en su diploma así está escrito, con lo cual no miente. Pero me parece un poquito huachafo y pedantesco referirse a sí misma como una titulada universitaria. A mí me suena mucho mejor, (y a la Real Academia Española también, pues así está en el diccionario) que una mujer profesional se identifique por el sustantivo de su quehacer profesional y que diga: soy médica, o ingeniera, etc.
Si bien es cierto que el inglés carece de un machismo "obvio" cuando dice genéricamente, por ejemplo, doctor o friend o lover, es más cierto todavía que esto causa una confusión de género ¡que puede ser comprometida en el caso de lover! Nuestro castellano sí soluciona esto con el adjetivo posesivo cuando el vocablo solo no aclara el género: Así, decimos: el amante o la amante, definiendo el sexo de con quien se tiene sexo.
En inglés cuando se dice the friend a secas no sabemos de su género y tenemos que esperar hasta que se nos aclare con she o he para ver si aceptamos una cita a ciegas con tal friend sin quemarnos los hombres con un bigotón a cenar con candelabros en la mesa.
Además, el inglés es tan machista o más que el castellano en cuanto a la denominación de las partes en la sociedad conyugal. Es cierto que las mujeres hispanas de facto pasan a ser propiedad de sus esposos cuando agregan a sus flamantes nombres el posesivo de (María Sánchez de Pérez). En cambio en la cultura inglesa, la mujer pierde su apellido paterno y pasa a llevar solo el de su esposo. O, peor, aun, pierde su identidad genérica totalmente y pasa a ser oficialmente, en todas las comunicaciones y para todos los efectos, "Mrs. Charles Smith".
¿Dónde hay más machismo?
A raíz del movimiento feminista de los 60 hay mujeres que al casarse deciden mantener su nombre de pila y su apellido paterno en vez de tomar el del cónyuge. Pero esta (¿buena?) costumbre no ha prosperado, y más bien tiende a desaparecer, como todas las cosas que no son prácticas y eficaces, por más que se advierta justicia en su intención. Es decir, por un orgullo de género se va a una confusión en varios niveles cuando la madre de John Smith es Mrs. White. Lo primero que se presume es que la señora "White" está casada en segundas nupcias con otro señor y que es viuda o se divorció del papi de Johnny. Y Johnny puede ir tan confundido por la vida como Adán en el Día de la Madre.
El extremo de esta pretensión igualitaria se aplica en algunas parejas americanas, cuando la madre es tan radicalmente defensora de su denominación de marca que con la anuencia del esposo, los hijos llevan el apellido de ella. Conozco varios casos. ¿Se impondrá esta alternativa en el futuro? Ustedes juzguen.
Hay casos de machismo lingüístico que mejor es dejarlos intocados porque ya tienen una connotación afectiva muy intensa: mi patria es, etimológicamente, la tierra de mi padre, y hay que ser muy fanático para querer cambiarla por matria (la tierra de mi madre), por más que hablemos de la Isla de Lesbos, que era un matriarcado.
Hubo razones muy prácticas desde los albores de la humanidad para que los miembros (¿y las miembras?) de un clan llevaran el nombre del jefe de la tribu: siempre se sabe quién es hijo de su madre, pero a veces es difícil saber a ciencia cierta si alguien es hijo de su padre, especialmente cuando el sujeto sale pelirrojo y narigón como el vecino. Entonces, para reafirmar derecho a herencia, aunque se trate de una engañifa, el bermejito llevará el nombre del marido legal de la que lo parió, aunque todo el vecindario haga escarnio de la familia entera.
Ha sido históricamente necesario, aunque con errores, identificar al hijo de quien aportó el semen con su misma denominación. Denominarlo con la gracia de la madre no servía de mucho en cuanto a la definición de la línea paterna.
O sea que sigue siendo válida la nomenclatura paterna para todo ente nacido de varón y hembra. Así ocurre en la gran mayoría de las culturas que habitan el mundo. En otras, como las de origen germánico (incluidas la británica, alemana, nórdica, etc) el apellido materno no solo no se usa sino que se pierde en la noche de los tiempos desde el instante mismo de la concepción del nuevo terrícola.
Cierto que así como hubo una papisa por error, lo cual dio origen a la silla gestatoria --donde uno de los cardenales tiene hoy la misión específica de tocarle los testículos al cardenal recientemente elegido, antes de su proclamación como papa, para evitar que una impostora represente a San Pedro en la Tierra--, también hubo una monja alférez, pero no por eso a todos los recién graduados de una academia militar alguien le tocará los huérfanos, a menos que el capitán del regimiento sea gay.
¿Además, tiene Humala pinta de monja?
Lo que quiero decir es que hubo y hay accidentes históricos, pero ellos no determinan cambios en ciertos rumbos centenarios o milenarios.
A menos que Ella lo permita, que es como las feministas extremas se refieren a Dios.