Hoy no les voy a contar que los ayacuchanos me contaron que Cipriani, “boquita de carmelo” se llevó su plata que les quitó con el cuento que iba a restaurar los templos, ni que sustrajo valiosísimos objetos para “darles mantenimiento” y que nunca regresaron a su lugar y hasta ahora siguen esperando. No. Chismoso no soy. Se trata de otra cosa.
De mi última visita a la ciudad de Huamanga o Ayacucho (Fiestas Patrias, 2010), llamóme la atención la cantidad de Iglesias que esa ciudad alberga: 37. Indudablemente uno de los atractivos turísticos de esta ciudad, aún no restablecida de una época de horror. Religiosidad exagerada?. Huachafería autóctona?. Turismo religioso?. Ciudad sagrada?. Ni cerca. El común denominador de estos sacros inmuebles es…. las puertas cerradas.
“Orden del Arzobispado, patrón.”
Cuando alguien me pregunta si soy católico les respondo: “tengo carnet pero no estoy al día en mis cuotas”. Aun así me asiste el derecho al pataleo y a criticar a la institución de la que –ahora mas que antes- dudo si sigo perteneciendo.
Como somos un pueblo sufrido, no tenemos la oportunidad siquiera de orar en un templo pues todos, léase bien, TODOS los templos están cerrados por orden de arriba (El de bien arriba no creo que esté de acuerdo). O sea, hablando claro y pronto, estos “ templos” no sirven para nada. Ni para orar. Si acaso un pío ciudadano de este mundo necesitara de la gracia de Dios Todopoderoso para venializar algún pecadote y no ir a purgar condena al Báratro donde habita Belcebú, tendría que arreglárselas en un bar o a la sombra de algún molle. Luego, dónde están los curas?, qué hacen?.
Dicen que hay reliquias en su interior. Puede ser cierto como que no, ¡cómo saberlo!. No es posible conocer ninguno de los 37 dizque templos que hay. Perdón, hay dos excepciones: Una es La Catedral, que se abre en cualquier momento entre las 1830 y las 1900 y se cierra a las 1930, pero en penumbras. Una luz mortecina la asemeja a las catacumbas. Prohibido tomar fotografías y filmar dice el letrero a la entrada. No escribieron “prohibido mirar” porque no es necesario: hay tan poca luz que no se ve nada. Es de suponer que el negocio está en vender las estampitas en donde debe ser visible el interior, lo que había y “lo que queda”. La otra es la Iglesia de Santa Teresa, de unas monjas de clausura que no se las ve pero que hacen cositas para vender. Múltiples cositas. Para comer, para tomar, para ver, para guardar, para adorar y para idolatrar. Pero no se equivoquen: la Iglesia no está abierta. Lo que está abierto es la tienda en donde venden todos estos trebejos.
Para qué tiene la Iglesia Católica los templos en Ayacucho?. Si no sirven para los oficios de Dios por lo menos que sirvan para el turismo que llevará fotos a otro país y será una propaganda de nuestra tierra y nuestras reliquias. Por eso desde aquí propongo se expropie todos los templos católicos y se les entregue al INC, a PromPerú o alguna institución particular para que tengan utilidad. Para turismo (museo), conciertos o conferencias. Demasiado grande la responsabilidad para el clero que en Administración tiene “cero”, aunque en Finanzas sacó “veinte”.
Miguel C.
Para los curas la parte inmobiliaria es basica para sus riquezas. Con los templos es cierto, ..no comen ni dejan comer...
ResponderEliminarSiguen anclados en el medioevo y sus absurdas luchas intestinas, insano celibato y la desquiciada politica de descontol de la natalidad entre otros.....
Un abrazo