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viernes, 23 de julio de 2010

Metrosexual

Enrique Badosa

Un nuevo barbarismo se está abatiendo contra la lengua española. ¿Otro término procedente del inglés? Los anglicismos no cesan de impactar en el romance, igual que casi inevitables meteoritos. Los vamos aceptando como si tal cosa, y acaban por parecernos naturales. Tal vez más naturales que nunca, dado que ahora que casi hemos olvidado el francés, la lengua de Shaskespeare macula más la de Cervantes. Cierto que conviene saber inglés, pero es posible que la anglofilia lingüística propicie de modo grave que el español vaya siendo más y más “espanglish”, y el catalán más “catalanish”… Pero ahora la invasión no viene ni de Inglaterra ni de Norteamérica, lingüísticamente hablando.
La invasión viene, si no de Alemania, sí de la lengua alemana, pasada por Nueva York. Los periodistas neoyorquinos que tuvieron el desacierto de poner en circulación, poco menos que planetaria, esto de “metrosexual”, ahora se les ocurre acuñar otro “palabro” que también puede tener éxito, aunque su raíz no sea precisamente inglesa. Es lo de übersexual, para designar todo lo contrario a metrosexual. El modelo de lo übersexual sería nada menos que un buen actor y hombre de los que rompen los casi más irrompibles corazones femeninos: George Clooney. Tan atractivo señor resulta ser un adán, poco menos que un desharrapado que descuida su vestimenta hasta casi lo inadmisible para presentarse en público. Y a los creadores del nuevo “palabro” les ha faltado tiempo para obtener la ayuda de su musa lingüística. El resultado, esto de übersexual, o según más de uno de nuestros esmerados locutores de radio, “ubersexual”. En sus profundos conocimientos idiomáticos, tales señores no tienen en cuenta que en alemán la diéresis obliga a que una “u” se pronuncie “i”.
Estos maestros de la fonética son los mismos que al decir “Goethe” suelen decir “Goet”; que al pronunciar “Nuremberg”, espetan un “Niuremberg”, como si este topónimo fuera inglés. Y ahora que tenían ocasión de hablar un correctísimo alemán, venga lo de “über” por “iber”. Claro que, dando el origen geográfico de übersexual, lo extraño es que no pronuncien “iubersexual”. También cabe preguntarse si tan doctos profesionales de la palabra hablada saben que la raíz del término übersexual es germánico. ¿Y qué sucederá respecto del periodismo escrito? ¿Veremos en letra de imprenta “ubersexual” en lugar de übersexual? No es imposible. Se suele tener poca experiencia de germanismos, y fácil será que la pereza o la falta de curiosidad inclinen a sacrificar una diéresis en modo alguno sacrificable.